SEMANA-SANTA







semana santa 2010


SEMANA SANTA 2013 


Ilustración 1º grado



Ingreso de Jesús a Jerusalén
participan los niños y niñas de 1º Grado

Mensaje:

Pocos días antes de su sufrimiento en la cruz lo que se conoce como "La Pasión", Jesús entró en la ciudad de Jerusalén en medio de las alabanzas y de la popularidad de la gente. Su entrada a Jerusalén no fue por casualidad ni por capricho de Jesús. Sino que Él lo hizo para cumplir la voluntad perfecta de Dios
3 Hechos importantes en cuanto a su entrada a Jerusalén.El primer hechoEl primer hecho es que la entrada de Jesús montando un asno había sido profetizada en las Escrituras. Aproximadamente quinientos años antes de que Él naciera, el profeta Zacarías escribió:"He aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna." [Zacarías 9:9].
Para cumplir con lo dicho por el profeta, Jesucristo entró montado sobre un asno. Él, como Hijo de Dios, pudo haber entrado a Jerusalén de la manera más fastuosa, pero para cumplir con la Palabra de Dios se humilló a sí mismo entrando sobre un borrico. De la manera más humilde, Jesucristo no sólo entró a Jerusalén montando un asno, sino que también fue obediente hasta la muerte para salvarnos, cumpliendo así con la voluntad del Padre (Mateo 26:39,42 –En Getsemaní).


El Segundo hecho
El Segundo hecho es: "El Jesús que recibió alabanzas.Cuando Jesús entró en Jerusalén, una gran multitud lo aclamó: ¡Hosanna en las alturas! Hosanna significa "sálvanos ahora".
En ese tiempo, Israel estaba bajo el dominio del Imperio Romano. El pueblo estaba oprimido y los judíos eran explotados como esclavos por el gobierno romano. Como Jesús se presentó y realizó milagros bajo tales circunstancias, los judíos pensaron que Él sería el libertador que los salvaría del Imperio Romano. En otras palabras, los judíos no comprendieron el propósito de la venida de Jesucristo a la tierra. El vino para dar vida y libertad a toda la humanidad. Jesucristo vino para vivificar nuestra alma marchita mediante su preciosa sangre derramada sobre la cruz, y para que pudiéramos recibir de Él la bendición de una vida abundante.
Sin embargo, los israelitas sufrieron una gran decepción cuando se dieron cuenta de que Jesús no sería su libertador del Imperio Romano. No obstante, Jesús no cambió su propósito. Él estaba destinado a llevar la cruz en conformidad con el plan de Dios, para que el precio del pecado pudiera ser pagado. Por esto, muy pronto las alabanzas de "hosanna" en los labios de los judíos desaparecieron, y comenzaron a vociferar: "¡Sea crucificado, sea crucificado!"
El amor de Dios y la obra redentora de Jesucristo fue tan grande que ni aun las piedras podían callar sus alabanzas. Nosotros, también, debemos vivir hoy alabando a Jesucristo con corazón puro, semejante al de los niños.
El tercer hecho
El tercer hecho es: "Jesús es el Rey de reyes". Cuando Jesús entró en Jerusalén el pueblo tendió sus mantos sobre el camino y lo aclamó: ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! (Juan 12:13).
¿Qué clase de rey fue Jesús? Él no utilizó un caballo, sino un asno. Un caballo es símbolo de guerra, mientras que un borrico es símbolo de paz. Jesús vino al mundo como Príncipe de paz (Isaías 9:6) para darnos la paz. Cuando nació, coros angelicales proclamaron que Él es el Príncipe de la paz:
¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! [Lucas 2:14]
Una prueba clara de que Jesús vino como rey está en el hecho de que la gente le tendió sus mantos en el camino. Podemos ver en 2 Reyes 9:13 que el pueblo puso sus mantos debajo de Jesús cuando él fue hecho rey. El hecho de que tendieran sus mantos para que sobre ellos pasara Jesús, nos indica en realidad que Él entró a la ciudad como rey.
Sin embargo, el reino de Jesucristo no es de este mundo; es un reino celestial. - Es el reino de Dios, que será regido por Jesucristo cuando Él vuelva otra vez. Gracias a Cristo llegamos a ser ciudadanos del reino de Dios, y Jesucristo se ha convertido en nuestro rey y señor. Cuando Jesús purificó el templo con la autoridad de un rey, nadie se le enfrentó. Muy pronto, Jesucristo regresará a la tierra como el Rey de reyes. Por lo tanto, todos los días debemos alabarlo como nuestro Príncipe de paz, y vivir con esperanza y gozo, esperando su regreso.
Aplicación:
a. Que así como Jesús tuvo una actitud humilde y pacífica cuando entró en Jerusalén sobre un asno, seamos nosotros ejemplos de paz y humildad para los demás.
b. Que debemos ser creyentes que demos gloria y alabanza a Jesucristo.
c. Que seamos creyentes que demos la bienvenida a Jesucristo en su venida, como el Rey de reyes.
d. Reconocer a Jesucristo como nuestro Señor, salvador y guía en nuestra vida.
Oración:
Padre Celestial, reconozco que mi vida ha sido un desastre, que la guianza humana que he tenido hasta ahora no ha sido suficiente para librarme de los errores del pecado. Pero ahora yo te pido perdón por mis pecados.
Reconozco que tú enviaste a tu Unico Hijo, Jesucristo, para traerme liberación espiritual, moral y emocional. Yo recibo a Jesucristo en mi corazón como mi guia, como mi Rey y Señor.
Gracias por tu perdón y por la sangre de Jesús que me limpia de todo pecado.
Lo pido en el nombre de Jesús. Amén.






La última Cena de Jesús con los Dicípulos
participan los niños de 2º Grado


La historia bíblica de la última cena fue así:
La intención de Dios era que Jesús muriera como un cordero por los pecados del mundo. En la tradición judía un corderito, perfecto y sin mancha, se ofrecía como sacrificio en favor del perdón de Dios durante la fiesta de pascua cada año. Jesús sabia que el tiempo de su muerte estaba cerca porque ya estaban en medio de las celebraciones de esta fiesta. El seria nuestro cordero.
Jesús había hecho arreglos con un hombre de Jerusalén para que este les prestara el cuarto de arriba de su casa. La tarde del primer día de las fiestas del pan sin levadura, Jesús y sus discípulos celebraron la pascua en aquel lugar. Mientras cenaban Jesús hiso algo bien inusual. De acuerdo al evangelio de Juan, Jesús lavó los pies de sus discípulos para enseñarles que tenían que ser responsables el uno por el otro, que era necesario humillarse y entregarse por completo al servicio que requiere un ministerio y mostrar el deber hacia nuestro prójimo.
Un tiempo después de haber hecho esto les advirtió que uno de ellos iba a traicionarle. Este era un grupo de hombres que habían dejado todo para seguir a Jesús, lo amaban y lo admiraban. Compartir la cena de pascua es similar a cuando nosotros los latinos compartimos la cena de noche buena. Es un tiempo para estar con las personas más cercanas a nosotros. Así que podemos entender que se turbaron al escuchar al Señor hablar así.
Cada uno de los discípulos empezó a preguntar si él era el que iba a traicionarle. La respuesta que Jesús dio fue interesante. Él les dijo: "Uno que moja el pan en el mismo plato que yo, va a traicionarme. El Hijo del hombre ha de recorrer el camino que dicen las Escrituras; pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Hubiera sido mejor para él no haber nacido.".
En ese momento Judas le pregunto que si él era el que lo traicionaría y Jesús respondió "Tu lo has dicho.". Antes de esta cena Judas ya había hablado con los líderes religiosos que conspiraban matar a Jesús. Judas fue y se ofreció como cómplice de ellos. Acordaron que Judas buscaría la oportunidad para entregar a Jesús y ellos le pagarían 30 monedas de plata. La traición se estaba desenvolviendo durante esta última cena de Jesús y sus discípulos.
Jesús continuo la cena tomando un pedazo de pan, bendiciéndolo y repartiéndolo entre ellos. Dijo: "Tomen y coman, esto es mi cuerpo.". Después tomó una copa de vino, la bendijo y mientras tomaban de ella dijo: "Beban todos ustedes de esta copa, porque esto es mi sangre, con la que se confirma la alianza, sangre que es derramada en favor de muchos para perdón de sus pecados. Pero les digo que no volveré a beber de este producto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.".
El sacramento cristiano de la comunión tiene su origen con estas instrucciones de Jesús.
Después de cantar unos himnos salieron hacia el Monte de los Olivos, el lugar donde se cumplió la traición de Judas y donde Jesús fue arrestado. El juicio y la crucifixión de Jesús tomaron lugar el día siguiente.



TRAICIÓN DE JUDAS

Pregunta: "¿Por qué traicionó Judas a Jesús?"

Respuesta:
Mientras que no podemos estar absolutamente seguros del por qué Judas traicionó a Jesús, algunas cosas son ciertas. Primero, debemos reconocer que aunque Judas fue deliberadamente elegido para ser uno de los doce (Juan 6:64), toda la evidencia en la Escritura señala el hecho de que él nunca creyó que Jesús era Dios, y tal vez ni siquiera estaba convencido de que Jesús fuera el Mesías (como Judas lo entendía). A diferencia de los otros discípulos que llamaban a Jesús “Señor” (lo cual es significativo en muchas maneras), Judas nunca utilizó este título para Jesús, y en cambio lo llamaba “Rabí,” a quien reconocía como solamente como un maestro. Mientras que los otros discípulos en ocasiones hicieron grandes profesiones de fe y lealtad (Juan 6:68, 11:16), Judas jamás lo hizo y más bien parece haber permanecido siempre al margen, de acuerdo a la narración bíblica. Esta falta de fe en Jesús es la base para todas las otras consideraciones descritas a continuación. Las mismas contienen verdades para nosotros. Si fallamos en reconocer a Jesús como Dios encarnado, y por lo tanto el único Ser que puede proporcionar el perdón por nuestros pecados – y la eterna salvación que esto conlleva – entonces estaremos sujetos a otros numerosos problemas que se derivan de una visión equivocada de Dios.

Segundo, Judas no solo no tenía fe en Cristo, sino que tenía muy poca o ninguna relación personal con Jesús. Cuando los evangelios sinópticos mencionan a los doce, generalmente ellos son mencionados siempre en el mismo orden, con pequeñas variaciones (Mateo 10:2-4; Marcos 3:16-19; Lucas 6:14-16). Se cree que el orden general indica la relativa cercanía de su relación personal con Jesús. A pesar de las variaciones, Pedro y los hermanos Jacobo y Juan siempre son los primeros en la lista, lo cual es consistente con su relación con Jesús. Judas siempre es mencionado al final de la lista, lo cual puede indicar su relativa falta de relación personal con Cristo. Adicionalmente, al examinar los evangelios, vemos que el único diálogo documentado entre los dos, menciona a Judas siendo reprendido por Jesús, después de su reacción motivada por la avaricia hacia María (Juan 12:1-8), cuando Judas niega su traición (Mateo 26:25), y la traición misma (Lucas 22:48).

Tercero, Judas era consumido por la avaricia, al punto de traicionar la confianza no solo de Jesús, sino también de sus condiscípulos, como lo vemos en Juan 12:5-6. Judas bien pudo haber deseado seguir a Jesús simplemente porque vio la gran cantidad de seguidores y creería que podría beneficiarse de las ofrendas hechas para el grupo. El hecho de que del grupo fuera Judas quien se encargaba de la bolsa del dinero, indicaría su interés y experiencia con el mismo (Juan 13:29).

Adicionalmente, Judas, como la mayoría de la gente de su tiempo, creía que el Mesías iba a terminar con la ocupación romana y a tomar la posición de un poderoso gobernante sobre la nación de Israel. Judas pudo haber seguido a Jesús esperando beneficiarse de su asociación con Él, como el nuevo poder político reinante. Sin duda él esperaba estar entre la elite gobernante cuando esto sucediera. Para cuando Judas cometió la traición, Jesús ya había dejado en claro que Él planeaba morir, no iniciar una rebelión contra Roma. Así que Judas pudo haber asumido – como lo hicieron los fariseos - que puesto que Él no derrocaría a los romanos, Él no podía ser el Mesías que estaban esperando.

Hay algunos versos del Antiguo Testamento que apuntan hacia la traición, algunos más específicos que otros, estos son dos de ellos:

“Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar.” (Salmo 41:9, ver su cumplimiento en Mateo 26:14; 48-49). También, “Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata. Y me dijo JEHOVÁ: Échalo al tesoro; ¡hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las treinta piezas de plata y las eché en la casa de JEHOVÁ al tesoro.” (Zacarías 11:12-13, ver Mateo 27:3-5 para el cumplimiento de la profecía de Zacarías). Estas profecías del Antiguo Testamento indican que la traición de Judas era conocida por Dios, y que fue soberanamente planeada de antemano, como el medio por el cual Jesús habría de ser llevado a la muerte.